Cuando leo
Esa actividad que me relaja, que me da la libertad de
imaginar, de dibujar mi propio paisaje. Páginas que regalan palabras que me
arropan, que me hacen sentir segura, comprendida, cómplice.
Expresiones que al descubrir me alientan en su existencia,
que hablan por mí y que me ayudan a comprender el mundo en el que vivo.
Combinaciones perfectas de palabras y descripciones tan
precisas que te dejan ver más que mirando, esas caricias que te tocan sin
contacto, malabaristas del lenguaje capaces de construir realidades que sientas
más que la propia.
Ellos dicen cosas que yo no supe, me invitan en sus viajes,
su sensibilidad me hace fuerte y me acompaña. Saber que alguien más escruta en
cada minucia, examina miradas, desmenuza intenciones y muchas otras tantas
cosas que jamás fui capaz de identificar.
Benditos escritores que me inspiran y maldita yo, que los
confino al abandono en otros quehaceres que no alimentan más que el vacío.
"maldita yo, que los confino al abandono en otros quehaceres que no alimentan más que el vacío."
ResponderEliminarQue simple el entendimiento, pero que inevitable a la vez. Buena entrada, saludos.
Estoy de acuerdo: Benditos esos escritores que nos inspiran. Por eso: bendita tú.
ResponderEliminarBuena entrada, como siempre.