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Mostrando entradas de 2013

No Tengas Crew, Ten Amigos

Todavía recuerdo cuánto me costó descifrar aquellas palabras clave que repetían incesantemente en las cintas de cassette que conseguí cuando la cultura hiphop aún me era ajena. Por aquél entonces nadie que yo conociera tenía internet, por eso palabras como por ejemplo "crew" las descubrí más por intuición que otra cosa. Casi veinte años han pasado desde aquella encrucijada de términos y hoy me ha apetecido jugar a ver qué pasaría si hoy volviera a empezar con los medios actuales. He buscado la palabra "crew" ( también conocida como posse o gang) y ciertamente era lo que yo me esperaba: Grupo de personas que desarrollan una actividad en común en un ámbito de libertad de expresión y se dan trato de hermandad…Patatín, patatán… La verdad, leído así, suena bien, sin embargo mucho me temo que nadie está más lejos de ser libre que alguien que pertenece a una "crew". De hecho, si observamos detenidamente las pautas de comportamiento de un integrante de un

¡No Te Dejes!

Nos dijeron que nuestro color era el rosa, nos vendieron el cuento de la frágil princesa prisionera en un torreón que aguardaba a que su hombre viniera a salvarla, y veinte años después ves como ese hombre intenta reproducir esa historia convencido de que es lo que hemos estado esperando toda la vida. Desde mi soltería, apoyándome bien en experiencias pasadas o simplemente observando a otras parejas, he podido localizar al príncipe del cuento del siglo XXI, nuestro carismático y verborreico maltratador sutil, al que he decidido llamarle: EL NOVIO TUTOR El novio tutor, bajo la excusa de que lo hace por tu bien, se impondrá como profesor sin que tú se lo pidas y te mostrará continuamente cómo debe comportarse una señorita. Para ello, no supondrá obstáculo alguno reprenderte en público y por si acaso se te ocurre sublevarte recurrirá al clásico por antonomasia del maltratador sutil: Hablar con desprecio de tus opiniones o decisiones como si tú estuvieras loca, llegando en muchas

El Hombre del Noveno G

Serían las siete de la tarde cuando volviendo de un concierto local decidí hacer una parada en casa de mi amiga Candela. El inhóspito y silencioso portal de aquél edificio antiguo y sus interminables pasillos jamás se me antojaron como hogar y mucho menos después de lo acontecido aquél escalofriante domingo. Ni un inofensivo rayo de luna se atrevió a penetrar entre las ranuras de aquellas persianas viejas. Saludé a mis amigas, más por intuición que por lo poco que me ofrecían aquellas siluetas en penumbra. Me acerqué con cautela y ahora sí pude ver el brillo de sus ojos abiertos como platos y clavados al televisor. Estaban viendo una película de miedo ignorantes de que aquél instante sólo era el prólogo de lo que se nos venía. Esperé en silencio, ajena a un terror que invadía la estancia, pero pronto esa atmósfera de suspense se apoderó de mí y me impregnó de inquietud. Jugueteé con Vira, una simpática cachorra bretón, no sé si para disimular mi malestar o por si al fingir nor

Celia Acaba de Nacer

Había llegado febrero, Celia recién estrenaba sus quince años y con ellos se materializaba la promesa de su madre de dejarla salir sola con sus amigas por primera vez. Reinaba el silencio tan solo interrumpido por el traqueteo del enérgico paso de páginas con el que Celia devoraba el catálogo de disfraces, aunque si finalmente no le llegaba a su madre el dinero para un modelo de los grandes almacenes, ella misma, que no era niña caprichosa, compraría las telas y su abuela, docta en tareas textiles, le haría un disfraz mucho mejor. Celia no es que fuera especialmente presumida, ella jamás se sintió guapa. En el colegio su madre nunca se preocupó de hacerle lindos peinados infantiles con orquillas de colores como veía a sus compañeras, jamás paseó los clásicos zapatitos de charol que asomaban calcetines con puntilla, ella llevaba chándal y coleta que combinaba según el día con diadema. Vestía sencilla, lo justo para cubrir su cuerpo. Avergonzada de no gozar de la belleza de sus amig

Te voy a Poner en tu Sitio

Acabo de leer el discurso de una niñata arremetiendo contra las mujeres que llevan escote y falda corta, y no contenta con eso, sentencia a las que se acuestan con un chico la primera noche. Como es de esperar, se me encienden las alarmas feministas, y por supuesto te voy a poner en tu sitio. Primer punto: Tus palabras son más propias de la santa inquisición que de una persona del siglo XXI y viniendo de boca de una mujer me parecen de película de terror Segundo punto: Te aseguro que si yo tuviera el maravilloso cuerpo que tienen algunas me estaría planteando incluso ir en pelotas. Qué mala es la envidia. Tercer punto: Has visto muchas películas americanas...El chico le abre la puerta del descapotable, la acompaña a la entrada y le da un beso de tornillo.¡Qué aburrimiento! Lo que nunca nos cuentan en la peli es hacia donde se dirige el chico cuando se marcha engominado con las pulsaciones por las nubes. Y por último: Si quieres ser feliz en la vida es hora de que deje

Gracias por Sonreír

Las adversidades del día a día, los recuerdos que nos atormentan, el miedo a lo que pasará, los complejos, las frustraciones, el enfado, el reclamo de una justicia que nunca llega, la angustia de la necesidad, la dignidad olvidada, el sometimiento imperativo, el alivio de las migajas, la impiedad, la desesperanza... Y estando yo a 180 grados entregada a las llamas del mundo, miré hacia arriba y vi llover agua fresca que me devolvía a la vida, lluvia salada que curó mis heridas, convirtió la superficie en humo apaciguador que me aislaba de lo malo y me cegaba, y ese agua fresca era su sonrisa. Incalculable es la admiración que siento hacia los que ríen en la tristeza y nos hacen sonreír. Gracias a esos malabaristas de la emoción que hacen filosofía de la comicidad. Esas personas que en las peores situaciones son capaces de dibujar nuevos pliegues en nuestra piel, titiriteros de la comisura, porque ellos son la verdadera medicina frente a tanto desconsuelo. Pongan fin al dr

Ahora Sí Puedo Verlo

Si él no existiera yo no estaría pasando frío en una callejuela del extrarradio de Barcelona a 600 kilómetros de mi casa. No hubiera tenido que cenar esas estúpidas hamburguesas congeladas aliñadas con ketchup, ni estaría repasando renglones mentalmente intranquila por la intriga de saber si algo fallará, esforzándome por mantenerme ajena del ocio que me rodea y prudente ante ese frágil hilo que conecta mi necesario aislamiento de los que en cuestión de minutos serán mis clientes, ese frágil hilo que requiere de la amabilidad que el público merece y que tanto cuesta cuando te encuentras en el espacio imaginario entre lo profesional y lo social, ese momento en el que todo el mundo te dice que tienes la mirada perdida. Y en medio de esta maraña de sensaciones incómodas sé que nada de esto hubiera pasado si él no existiera. Porque si él no existiera, Carlos y Jhul habrían cenado hace rato, nadie tendría prisa, porque él nos convirtió en personas ocupadas y preocupadas, porque sin él

No Estoy Sola

Cuando abro los ojos y camino torpe hasta la ventana invito al sol a que pase y sé que no estoy sola. Él se impone en cada estancia, me calienta sin permiso, entonces busco el cristal y mientras el chirrido de las ruedecillas se funde con cantos de pájaro un mundo despierta y vuelvo a no sentirme sola. Protones, neutrones, dióxidos, nitrógenos y otros polizones que se invitan a mi hogar me inundan de vida, activan mis emociones, y entonces recuerdo historias que pasaron o que ojalá pasaran, imagino galaxias, retrato escenas de universos paralelos, propongo la ocasión y sus magias exigiendo la justicia que solo existe en una mente libre. No, no estoy sola, entonces llegan las letras, palabras, frases...y se sientan a mi lado, me arropan, ellas me sienten más que yo misma, y si algún dolor llegara crearía combinaciones, y me volvería pluma, y al expulsar la tinta el dolor se arrancaría de mí para manchar el papel, y así fue cómo aprendí a guardar el dolor en cajones. No, no

Me Gustan los Barrios

Me gustan los barrios, barrios de edificios pequeños, bares familiares, comercios antiguos,  portales concurridos, bicicletas, cochecitos de bebé, confianza, cuchicheo, escalones gastados, buzones ajados, abiertos, cerrados... Me gustan los barrios, la gente que grita, que siente, que ayuda, sus miradas desnudas, Me gustan los patios, tendederos, la ropa comprada con poco dinero, Y sus cordeles, bragas, sostenes, ver que no tienen más de lo que tú tienes Me gustan sus calles, la música alta, madres cargando alimentos sin marca, Me gusta el silencio del domingo en la tarde, el asfalto es mi casa todavía, y en cualquier vía me siento amable Paredes manchadas que cuentan historias, huellas de vida, realidades, me gusta apoyarme en su madera herida, antes barandilla, gracias por esperarme

¿Y Qué Pasa con los Guapos Tontos?

Todos tenemos muy presente el estereotipo de rubia guapa con la sesera vacía que ya empezaron vendiéndonos con la figura de Marilyn Monroe  en sus películas. No digo que este tipo de mujeres no exista, de hecho, la estupidez humana ha sido heredada de generación en generación culminando su perfección en el siglo XXI, cuando las jóvenes se dieron cuenta de que con un poco de silicona podían llegar a ser camareras de un bar de “chonis” o incluso participar en un reality show. Pero mi pregunta es...¿Y qué pasa con los guapos tontos? ¿Qué hacen los guapos tontos cuando no están en el gimnasio o luciendo palmito en la discoteca? Quizá depilarse el pecho o las piernas pero...¿Y luego? Sé que no ven películas ni escuchan música, dato que ratifiqué en recientes entrevistas camufladas de flirteo que por supuesto quedaron en anécdota. Y otra pregunta que me invade es: Dado que las mujeres con una cultura media que invita a la conversación somos bastante intolerantes con este tipo de especí

La Humildad Tiene Dos Caras

Si soy honesta conmigo misma debo reconocer que sí he tenido capítulos de prepotencia a lo largo de mi vida, por lo general íntimamente vinculados a sentimientos de inferioridad, fue un mecanismo de defensa que inventé y que protegió mi dignidad durante años. Esporádicamente recurro a él, aunque ya en la treintena puedo decir que casi exclusivamente en casos de emergencia. Como dije en uno de mis tweets “ Soy prepotente solo cuando lo necesito” y creo que ahora me vais a comprender. No debemos olvidar que existen dos tipos de prepotencia: La de pura raza, digámosle, que corresponde a personas que creen categóricamente que son lo más y de ahí no los mueves y por otro lado, tenemos la prepotencia estratégica, esa que sacas de la nada para más tarde volverte a casa pensando: “No tenía que haber dicho eso” Ahora que ya os he puesto en antecedentes, también sería justo decir que hoy por hoy no creo que siga siendo así, de hecho, es verdad que siento una especial responsabilidad co

This is Spain

Llegué al juzgado de Alicante para declarar. Me recibieron, por decir algo, en un despacho regentado por la desidia, había papeles por todas partes ordenados caóticamente. Cuando di los buenos días ni siquiera levantaron la mirada. Pregunté por un tal Javi, cincuentón que en ese momento estaba jugando con el móvil y que no dejó de hacerlo al percatarse de mi presencia, cuya mesa carecía de silla para recibir al declarante, cosa que no pareció importarle. A los diez minutos, vencida por el dolor lumbar propio de una mujer que lucha con unos tacones de 12 centímetros, cogí una silla vacía de otra parte de la sala a modo de self-service, con la misma cara que puse la primera vez que fui al Cien Montaditos..."Se ve que esto funciona así" Y dije en voz alta: "Bueno, me autoinvito a sentarme". Fue el único momento en el que llamé su atención. Cuando Javi terminó sus jueguecitos con el móvil le entregué mi citación y le preguntó a sus compañeras que eso qué era.

Mi Padre se Llama Papá

Hace tanto tiempo de esto que no alcanzo a recordar cuándo se inauguró la costumbre, el caso es que él se iba a trabajar y yo aguardaba en la puerta su regreso, acurrucada en el suelo llorando, presa del pánico de su ausencia. Cuando él volvía a aparecer mi felicidad pasaba de cero a cien en lo que tardan unos labios en estirarse hasta formar la sonrisa. Por supuesto, no estoy hablando de mi padre, estoy hablando de Papá, esa persona que adora mi presencia sobre todas las cosas, el de los juegos de papiroflexia, el que me dijo que El Lobo Feroz se iba a recoger en moto a Caperucita, el que no me decía no...me decía luego, el que llenó mi mente de mundos mágicos que despertaron en mí la sensibilidad que hoy agradecen mis líneas. Papá, mi mejor amigo en la infancia, mi enemigo de la adolescencia, mi protector en la madurez, el que llora mis lágrimas con más pena que yo, centinela de mis horas de enfermedad, mi incondicional. La imagen de mi padre ha creado en mi mente una argol

¿Dónde Está el Truco?

Siempre la misma incógnita a la hora de elegir un restaurante, al llegar a la avenida el primero que encontré estaba desorbitadamente abarrotado, era pequeño, tenía mal aspecto, el suelo estaba pegajoso y lleno de restos de comida y bolitas de servilletas de papel, el cristal del expositor de tapas estaba rayado y borroso, a penas se distinguía el contenido. Los camareros estresados no trataban muy bien a la clientela y el bullicio anulaba cualquier posibilidad de conversación. Huí despavorida de aquél reino de desidia en busca de algo de oxígeno que me devolviera al mundo real. Me llamó la atención que justo enfrente, a escasos metros, había otro bar, pero este completamente vacío. Lo primero que me dijo mi amiga fue: “ Yo ahí no voy, por algo estará vacío” Yo que no soy amiga de vivir entre misterios entré sin pensarlo decidida a resolver donde estaba la supuesta trampa. Nos recibió un joven con tono hospitalario y amable que nos acompañó hasta una mesa minuciosa y detallad

¿Amor? Eso Era Antes

Os contaré algo que me ocurrió hace un par de años en una terraza de un café en el romántico casco antiguo de Alicante, y no es que pasara algo en cuestión, si alguien se detuviera a analizar la simpleza de lo acontecido podría acusarme de fantasiosa, yo misma me asombro de lo que da de sí una mirada escrutadora acompañada de una extrema susceptibilidad. Se apagaba el día en la concurrida plaza de San Cristóbal, bajo la lona de una gran sombrilla blanca, en una mesita de madera, ingerían mis amigas alborotadas su habitual jugo de cebada. Yo llegué más tarde, no pude o no quise unirme a la conversación, me bastaba estar allí mirando al vacío y recibiendo sus parloteos como rumor de mar que me hacía sentir en familia. A lo lejos presentí dos figuras humanas que se acercaban lentamente y no aparté la mirada hasta tenerlos más o menos a media distancia. Eran dos ancianos, seguro ya habían llegado a los noventa años. Él era delgado, llevaba pantalones de pinza y una boina, andaba

Ellos las Prefieren Tontas

Yo soy la bruja del siglo XXI, esa a la que arrojaríais a las llamas sin pestañear, esa que piensa, que alza la voz, que no teme, esa de enfrentamientos intelectuales, esa que se atreve, que toma las riendas. Si estuviéramos en el 1400 os bastaría con acusarme de invocar al demonio para hacerme invisible. Las prácticas han cambiado, ahora solo tendréis que ridiculizar mis palabras o mis actos, poner caras raras ante mis alusiones feministas como si fuera un recurso en vez de mi identidad, o acusarme de alborotadora por denunciar vuestros actos, aunque la más común entre todas ellas es la de hacer el vacío. Yo no quiero cantar en conciertos de mujeres que afirman en su formato el reconocimiento de una discriminación y fomentan esa exclusión que criticamos. Tampoco sería justo ni me atrevería a reclamar para hombres ni mujeres favoritismos de género, pero sí me consta que hay mujeres muy talentosas que no tienen el lugar que merecen ni en la historia pasada ni en la actualidad,

Que Te Lo Firmen

Dame datos, pruebas, rúbricas, tu número identificativo como ciudadano del país al que pertenezcas, dame tu huella dactilar. Si quieres, concédeme una imagen audiovisual de lo que me estás diciendo, visitemos un notario, o dos. Puede que también me sirva tu hoja de empadronamiento o tu libro de familia, pasaporte...Lo quiero todo sellado, reúne a tres o cuatro testigos, y que sean imparciales, si no, necesitaré a otros tres o cuatro. Que te juren por personas muertas, familiares o queridas, delante de la biblia, de dios...y ni así! Ni tan siquiera grabándotelo a fuego en la piel...Porque señores: LA PALABRA NO VALE NADA No te lo tomes como algo negativo, esta invalidez de la palabra genera muchos puestos de trabajo: abogados, procuradores, notarios, jueces...con sus respectivos oficiales, secretarias...y en definitiva y para concluir, todo un elenco de individuos que valiéndose de todo tipo de pruebas de carácter físico se dedican a gestionar la falta de palabra. El mundo est

Cuando leo

Esa actividad que me relaja, que me da la libertad de imaginar, de dibujar mi propio paisaje. Páginas que regalan palabras que me arropan, que me hacen sentir segura, comprendida, cómplice. Expresiones que al descubrir me alientan en su existencia, que hablan por mí y que me ayudan a comprender el mundo en el que vivo. Combinaciones perfectas de palabras y descripciones tan precisas que te dejan ver más que mirando, esas caricias que te tocan sin contacto, malabaristas del lenguaje capaces de construir realidades que sientas más que la propia. Ellos dicen cosas que yo no supe, me invitan en sus viajes, su sensibilidad me hace fuerte y me acompaña. Saber que alguien más escruta en cada minucia, examina miradas, desmenuza intenciones y muchas otras tantas cosas que jamás fui capaz de identificar. Benditos escritores que me inspiran y maldita yo, que los confino al abandono en otros quehaceres que no alimentan más que el vacío. Cuando leo soy mejor persona, mejor interl

Tener Razón

La madurez de una persona aparece el día que regala su razón. Cuando ya has lidiado en tantas batallas y las cicatrices no te sirven más que para recrear el sufrimiento de aquél momento y cuantos disgustos y desgaste innecesarios a los que dedicaste tu tiempo, vemos los supuestos conflictos desde una perspectiva diferente. Contemplar la posibilidad de rendirme en una batalla se ha convertido en un arma invencible. Soy tan fuerte que no me hace falta tu aprobación, ni argumentar, ni convencer. Tampoco me alimenta tu derrota y lo que es justo voy a sentarlo en segunda fila frente a la imposición del bienestar emocional. Necesito toda esa energía que pensaba invertir en discutir contigo para crear cosas grandes. ¿Quieres tener la razón? Tómala, te la regalo y parémonos en este punto. Ahora que hemos aclarado que la razón la tienes tú, celebro con un estrechón de manos y una sonrisa que tanto tú como yo podamos vivir en armonía y llegar a nuestro hogar sin ningún demonio a cuesta