¿A qué saben los sentimientos?
Yo soy marioneta de Dios, también podrías llamarme persona.
Yo, como tú, parto de materia orgánica susceptible a la existencia. Mi cuenta
kilómetros también estuvo a cero. Yo nací pura, pasajera de esa montaña rusa en
la que me embarcaron, en la que ya tenía un asiento asignado que no me dejaron
elegir.
Para que yo me llame Sheila Bueno García, para que tú leas
esto que previamente escribí, para que yo agrupe estas palabras que representan
ideas, conceptos y sentimientos, para que yo sea capaz de sentir, antes pasó
algo.
Como te decía, yo nací pura, yo era tú justo al nacer, antes
de que lo que me rodea se apoderara de mí. Quizá, si yo supiera quien eres tú,
te envidiaría, maldeciría mi suerte o tal vez tú, sabiendo quien soy yo
envidies mi más preciado bien, pero para que tú puedas leer estas líneas, para
que yo baile con tus emociones, domine cada estímulo, encuentre la palabra, el
momento, la manera de hacerte sentir, antes de todo eso, pasó algo.
Nosotros podríamos haber sido otro, y si eso no se puede, y
tienen razón todos esos fanáticos y existe un ser superior todopoderoso
benévolo, debería permitirnos ser otro, aunque solo fuera un ratito.
Seguramente, solo así, dejaríamos de señalarnos unos a otros, de acusarnos, de
agruparnos, de marginar todo lo que es distinto, de no conocer la compasión y
muchos otros sentimientos que creo que toda persona debería experimentar,
aunque sea, en calidad de turista.
Imaginaos al mismísimo presidente de los EEUU veinte minutos
en La Franja de Gaza, a un ministro de señora de la limpieza, a la Duquesa de
Alba en Kenia comiendo arroz hervido en una vasija sucia, sin más pertenencias
que una blusa raída, a los acompañados solos, los ricos pobres, flacos gordos,
sanos enfermos, guapos feos, a los sabios ignorantes...Todos ellos nacieron
puros, como tú, y como yo. Todos merecían las mismas oportunidades, todos
podrían haber sido otro al otro lado del mundo.
En algunos momentos puntuales de mi vida me sentí frustrada
por no ser otras personas...¿Por qué ellos sí?¿Por qué yo no? Y en medio de
toda esa injusticia, perdida entre las sombras de los sinos e infortunios se
esclarecieron mis dudas. Porque para que tú leas estas líneas tuve que gritar,
llorar, sentir miedo, mi corazón tuvo que latir más rápido. Porque la frustración
me dio la fuerza para luchar contra eso que se supone que debería ser. Si la
vida no me dio la oportunidad, me la voy a dar yo, porque para que yo llegue
hasta ti, mucho antes de eso, pasó algo.
Porque...solo los que conocemos el dolor podemos describir
con precisión a qué saben los sentimientos. Esta empatía que me castiga, estos
pensamientos siniestros que me persiguen, esta irascibilidad que me aleja, esta
persona en la que me he convertido que quizá algunos no toleren o rechacen,
estos picos, exaltaciones, histerias, esta feria de emociones descontrolada que
se apodera de mí, este viento de pasión loca que me condena al naufragio, que
me olvida y quedo sola, vencida, abandonada al miedo...
Grande Syla ¡¡¡ genial la entrada; ánimo y a seguir dándole duro como hasta ahora :D
ResponderEliminarMe alegro de mi desdicha*
ResponderEliminarque buen final elegiste hermana
un abrazo grande
respect.
Estremece palabra a palabra hasta que un final quizás triste devuelve la esperanza.
ResponderEliminarExcelente entrada: debo seguir leyendo.
Muy Sheila! Me ha encantado; como juegas con las palabras, dándoles movimiento, haciendo que te atrapen y te deleites en su forma y contenido, es espectacular, toda mi admiración.
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